Personaje muy bilbaíno que apareció en 1854
Bilbao y para los bilbainos Gargantúa es la imagen –símbolo totémico- del propio bilbainismo, del que llega a ser prueba iniciática. “Atreverse a ser devorado por Gargantúa constituye la confirmación de bilbainidad”. Fue una cuadrilla de jóvenes, agrupados en la llamada “Pastelería”, la que tuvo la sublime inspiración de dar forma corpórea a este mítico coloso del lúdico hedonis-mo, que, propugnaba la necesidad de gozar y divertirse como única forma lúcida de ejercer la libertad personal, cuya historia publicó François Rabelais en 1535. Genia-lidad, que para las fiestas de 1854 se encargó de hacer realidad Antonio de Echániz, distinguido maestro de obras y jefe del benemérito Cuerpo de Bomberos de la Villa.Y su gestación, fue todo un acierto, según el periódi-co ‘El Nervión’: “Durante trece años (Gargantúa) fue la gran atracción, retirándose después a descansar ante las revueltas y agitaciones que se encendieron en aquella época.
Hasta que al fin, en 1874, una despiadada bomba carlista caída durante el porfiado Sitio de Bilbaoen la antigua Casa Consistorial, cerca del lugar en que se hallaba, cual todo vecino, incómodamente alojado, lo hizo volar en menudos fragmentos